Tentaciones

Iván Albornoz recogió un buen día a un pasajero indeciso que lo invitó a tomarse un café y le contó que su esposa le era infiel. Muy pronto el hombre decidió contratarlo para seguir a su mujer. Convertido en detective, Iván siguió a la esposa de su cliente y, después de varios días, se enfrentó a un dilema ético que le dio un giro insospechado a su rol de observador de este triángulo amoroso.

Una hermosa mujer que abordó el taxi de Iván Albornoz, le contó su drama: acababa de encontrar a su esposo, el único hombre que amó en su vida, con otra. Aplicando sus dotes de psicólogo, Iván la escuchó y le dio consejos, sin imaginarse lo que sus palabras iban a causar en el ánimo de su pasajera.