El falso embajador de la India que sedujo a Neiva 

Texto historia

Una de las historias que todo Huila conoce y recuerda con divertida resignación, es la de un docente y exseminarista que, producto de una curiosa confusión, terminó convertido en objeto de homenajes al ser considerado por la sociedad neivana de la época como embajador de la India en 1962. 

Pero no únicamente en Huila. El anecdótico relato trascendió las fronteras locales, y de la mano de la música y el cine, aún hoy hace reír al país con las ocurrencias de un personaje que ni siquiera intentó engañar a nadie. La misma dirigencia local en Neiva se encargó de tratarlo como si fuera el delegado de una nación, que en ese entonces no tenía representante en sus relaciones diplomáticas con Colombia.

La historia comenzó cuando Jaime Torres Holguín llegaba en autoferro a Neiva. En esa época había ferrocarriles para transporte masivo de pasajeros y la red alcanzaba a la capital del Huila. En una conversación con otros viajeros que le vieron leer una revista estadounidense Life, Torres dio a entender, medio en broma y con una mezcla de palabras en varios idiomas -era profesor de español en Ibagué, y también sabía inglés y francés-, que era un embajador pero que prefería el anonimato.

Desde la estación del tren al resto de la entonces pequeña Neiva, el rumor sobre la presencia en la ciudad de un alto diplomático se dispersó con rapidez. Para las autoridades, se trataba de un hecho histórico que les obligaba a rendir los honores oficiales de rigor. Para las familias acomodadas, era la oportunidad de codearse con un alto funcionario de prestancia internacional.

“…A muchas damas de Neiva las medidas les tomó para enviarles de la India el traje de la nación”, resumió, entre otra muchas anécdotas, el compositor Jorge Villamil Cordovez, en un tema musical que refleja la ingenuidad de un pueblo que convirtió en “embajador” a un personaje que, para completar, también era huilense.

“Eso fue todo más obra de la imaginación popular y como una forma de burla a la sociedad de la época. Hubo el descreste a todos, incluso para los periodistas”, recuerda con una sonrisa el también exembajador y exministro huilense Guillermo Plazas Alcid.

La burla terminó cuando un antiguo excompañero de seminario en el municipio de Garzón lo reconoció, durante uno de los tantos “eventos oficiales” en homenaje al supuesto diplomático. A Torres Holguín se le intentó juzgar pero no hubo mayores fundamentos: la historia de Shari Lacshama Dharhamdah, como decidió autodenominarse, finalizó como una comedia más en la historia local de Neiva y el Huila.

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