La llave del ‘chamo’
Llegué acá, a Colombia, por la necesidad que uno está pasando allá: la plata no da pa’ nada. Yo me vine acompañado de unos primos y a la hora que llegamos se la pasaban en una lloradera, todo el día, así que se fueron. Yo me quedé solo. Mi mamá, mi papá, mi hermano y una hija se quedaron en Venezuela.
Los primeros días no trabajaba: puro andar caminando, a ver si conseguía algo, pero no conseguía nada. Me tocó pedir en la calle; yo nunca lo había hecho, pero con la necesidad toca. Fue duro. Pedía casa por casa… por aquí cerca… es que yo vivía por acá… dormía en unas bancas… así estuve como cuatro meses. Así que hice amistades. Un día empecé a cargarle los quesos a una señora… todos los días desde las cinco de la mañana hasta la una de la tarde. Y con eso me daba la comida. A los dos meses me dijo que maletiara de noche, entonces ayudaba a los pasajeros cuando llegaban los buses: bajaba las maletas, las montaba en el carro y pedía la propina. Ahí veía algo de plata: me daba pa’ el desayuno y la comida. Luego me dio para pagar mi habitación y mandar a Venezuela, cada quince días mandaba un poquito.
Después de unos meses empecé a ayudarle a un amigo, Bohórquez, le ayudaba con la mecánica porque en Venezuela yo trabajaba con los camiones. No me ganaba ni medio, pero, igual les ayudaba. Y me tendieron la mano. Ahí fui agarrando la caña hasta que me empiñaron. Un día el señor Pedro, que conduce un taxi, me dijo Bueno, Guaidó (porque así es como me dicen), yo tengo unas herramientas allá que te voy a regalar; te las voy a regalar para que tú desvares a los compañeros y cuando esté mi carro varado me ayudas. Ahí me regaló esas pocas llaves. Luego empecé a comprar las mías. Ahorita ya tengo un poco.
Actualmente trabajo en la estación y hago domicilio, pero no ha sido fácil: hay mucho taxista desconfiado:
Un día se varó uno que siempre me llevaba la contraria, decía que yo no sabía. Yo le dije:
—Ey, este carro tiene tal cosa mala.
—No, cómo vas a saber tú que esto está malo.
—Es que tiene el módulo malo.
Y llamó a otro amigo y él le dijo No, Guaidó te lo prende.
No paró bolas:
—No, yo voy a buscar otro mecánico.
Y lo fue a buscar y esa persona llegó y sacó la pieza que yo le dije que estaba mala. Luego de eso sí empezó a buscarme.
Después me dijo que yo sí le metía a la mecánica.