Dar una mano
Hace treinta y dos años, cuando estaba estudiando Administración de Empresas, en la Universidad Central, tuve un accidente, en el cual, desafortunadamente, perdí la movilidad del brazo izquierdo. Y aunque alcancé a trabajar en partes administrativas de empresas, y aunque me buscaban, pero con contratos de dos o tres meses, solo para bajar los impuestos de las empresas, pues... al final no había nada estable: no me daban trabajo porque, para ellos, yo no era funcional en términos operativos.
En esa época, hace veinte años, más o menos, una señora me dio la oportunidad de conducir taxi... pues, al ver mi necesidad. Mejor dicho, llegué a manejar taxi por una necesidad económica. Empecé por la noche. Yo conduzco con una sola mano, y, la verdad, al principio fue un poquito engorroso, pues... mientras uno se acostumbraba, pero, bendito sea Dios, después fue normal: suelto la cabrilla y meto el cambio... normal. Manejo con mucha precaución; soy consciente de mis limitaciones.