Un empacador elegante
Yo soy boyacense y cumplo el sábado cincuenta y nueve años. Yo he sido juicioso y tengo tres carritos. Tres. Empecé desde abajo: empecé lavando carros: polichaba, hacía domicilios los domingos y... uno tiene que aprovechar las oportunidades que da mi Diocito. Por eso un día conocí a un doctor que era el gerente de Ecopetrol y él me pasó a trabajar como obrero, en Manizales –en esa época ni sabía qué era Ecopetrol –¡es que la ignorancia es tan atrevida! Allí hice plata, compré un segundo piso donde mi papá, le compré ropa a mis hermanos porque nosotros nunca estrenábamos porque mi papá nos daba de segunda.
Pero otro día se acabó el contrato y me tocó empezar, otra vez, desde cero... aquí en Bogotá. Y fíjese que yo siempre quise trabajar en Carulla... era mi... hobby. Cuando yo era joven veía a los chinos sacando mercados y me parecía que eso era lo máximo: uno todo elegante, para conseguir novia. Entonces me presenté: ¡me presenté seis veces! Y no me recibían porque las pruebas eran para bachilleres, y yo solo tenía hasta tercero de bachillerato. Y paila. Pero la sexta fue la vencida, ¡en la sexta coroné! Tenía veintiocho-treinta años y empecé como panadero.
Algún día una señora me dijo que aplicara para un lote, por allá en Chapinero Alto. Resulta que lo compré y me fui a vivir allá. Pero con el tiempo pasó una fiduciaria y nos compró la tierra. Me dieron veintisiete millones y con eso compré mi primer taxi, un Renault 9 usado, modelo ochenta y nueve. Eso fue hace como veintiséis años. El carro lo compré el día que vino Alejandro Fernández a Bogotá, por primera vez.
Yo seguí trabajando en Carulla: por las mañanas allá y por la tarde manejaba. Después me echaron de Carulla y ahí ya empecé como independiente, solo con el taxi. Y aquí me tiene: salgo a las seis de la mañana y vuelvo a la casa a las dos, para almorzar, y me quedo un rato con la familia.
Yo he sido juicioso. El día de las madres le regalo un servicio a las madres. Si veo una persona adulta o con niños yo prefiero recogerlas a ellas. Uno tiene que ponerse en los pies de los demás. Yo, por ejemplo... hace cuatro años me dio cáncer de próstata. Y yo sufro en la calle, cuando manejo, para ir al baño. Lo bueno es que ya tengo calibrada, más o menos, las bombas, las cafeterías, o dónde pagar los quinientos pesos para ir al baño. Lo importante es que estamos de pie, con los pies sobre la tierra y mirando al cielo.
Aquí estamos.