Prueba de sangre
Mi nombre es Nicolás Ortega Pulgarín y llevo 26 años en el gremio, frente al volante. Y en esos años han pasado muchas cosas… Hay mucho para contar. Pero una de las tantas que puedo resumir es… Pues hacer la misma biografía de mi vida. Trataré de acortar:
Yo creo que muchas personas cometieron mi mismo error: dedicarme al trabajo y descuidar la familia… En relación al taxi. Ese fue mi caso: yo me dediqué a producir para la casa. Yo era muy preocupado: que el arriendo, que la comida, que la ropa de los muchachos, pero resulta que no sacaba tiempo para divertirme con ellos: yo no paseaba con ellos, o, bueno, era muy poquito ese tiempo. Yo no disfrutaba con ellos el traído del Niño Dios, ni el 24 ni el 31; yo pensaba más en la plata.
Entonces, de esta manera, y a medida que iba avanzando, la relación con mi mujer se fue deteriorando y llegaban momentos en que decíamos que nos íbamos a separar… Pero no pasaba; ya hasta dormíamos en camas separadas. Digámoslo así, en términos de nosotros: una relación ahí.
Pero un día ella me dice que está embarazada y, bueno, chévere, iniciamos los preparativos… Pero no, la relación seguía mala, entonces me fui de la casa. Pasaron dos años y yo seguía respondiendo por el arriendo y la comida, y, claro, visitando a mi último hijo, hasta que un día ella me dice que el niño no era mío: ¡cuando el niño ya tenía dos años! Y ese golpe… Ay, yo creo que es la primera vez, desde que sigo la profesión del taxi, que me desvelé. Y es que como me dijo una psicóloga: eso fue un duelo.
Ahora yo pienso, y vuelvo y les digo: el trabajo… Uno no debe girar en torno al trabajo porque uno no va a la casa, uno solo trabaja y trabaja… Por eso me pasó lo que me pasó.
Sigo con la historia resumida:
Hay cosas que en la vida van pasando. Yo seguí mi vida: el tema mío es perseverar. Y algo que aprendí de todo esto es, en una palabra, equilibrio. En la vida hay que manejar un equilibrio: ni tanto que lo quemen ni tampoco que no lo alumbre. Hay que dedicar el tiempo a la familia, y también al trabajo. Por ejemplo, un dicho muy popular entre nosotros es: Ah, es que en mi carro no falta nada, yo mantengo todo… ¿Y sí? ¿Y la familia y los paseos con ellos caben ahí?
Yo no olvido nunca esa palabra: equilibrio.